Conocido como “el hórreo de la tía Vicenta”, está decorado con la típica decoración pintada de estilo “Villaviciosa” o “de tradición medieval”, según se quiera denominar, en su variante de la zona central. Hay que señalar que en L.lena conviven los hórreos pintados con los tallados.
La puerta presenta un arquillo con la rosca someramente tallada y un alfiz pintado en negro; la
decoración de los liños consta de dientes de sierra -o ringorrango, como lo
denominan algunos-, espina de pez, distintos tipos de semicírculos, rombos, hexapétalas, aspas… predominado
los colores blanco y negro, aunque se observan restos de decoración rojiza. En
las colondras se observa la figura de un caballo, y algo que parece una letra “r”
mayúscula, y que, según se mire, se podría asemejar a los restos de la figura de un tosco guerrero, de las
típicas de este estilo, aunque esto ya cae dentro del campo de la adivinación.
Este hórreo aparece en
el libro de Benxa “Laminarium de Mieres y Lena”, donde se copian algunas de las
decoraciones aunque no, lamentablemente, las figuras. En esta
publicación el autor se hace eco de un artículo de los años setenta que informaba
del uso en tiempos pretéritos del solhorru como lugar para decir la misa en
Semana Santa -hubo cierto lío con el cura sobre la cuestión-, y de la
existencia de un viacrucis, que aún se conserva. Esta construcción se encuentra
en muy mal estado, y requeriría una actuación urgente para no pasar, en breve
tiempo, a engrosar la lista de hórreos desaparecidos.